El pasado 24 de enero de 2023 asistí a la 9ª jornada con motivo del día europeo de la #Mediación, organizada por Instituciones para la Difusión de la #Mediación(IDM). En ella asistieron, entre otras personas, miembros del Ministerio de Justicia así como de la comisión de Justicia del Congreso de los Diputados. También asistieron referentes en la #mediación como Amparo Quintana y Rocio Sampere.
La conclusión respecto al estado de la tramitación y el calendario para la implementación de la futura Ley de medidas de eficiencia procesal, es que en febrero de este año hay voluntad del legislador de impulsar la tramitación del proyecto y se nos dejó caer que en la agenda está previsto tener ley en abril. Por supuesto hicieron salvedades; ya sabemos cómo es esto. Los acontecimientos de la actualidad política son frenéticos e impredecibles, casi excesivos para que una administración pueda garantizar los plazos de los proyectos de envergadura y por qué no decirlo, proyectos de Estado.
Y es que ya hemos visto cómo se guardan en el cajón normas en los ámbitos educativos, presupuestarios, económicos, sanitarios…En el ámbito de la #justiciapodemos afirmar que las transformaciones se han ido realizando con mucha lentitud, de manera insuficiente para poder resolver a tiempo los problemas endémicos en nuestros juzgados.
Los #mediadores conocemos el anterior proyecto de Ley de impulso a la mediación que se truncó y que apuntaba como la apuesta definitiva por la mediación ampliando panorámicamente la percepción de la Justicia.
Como decíamos antes, los acontecimientos políticos hicieron que aquel proyecto se olvidara y surgiera otro proyecto; el que ahora nos ocupa y que busca afrontar de manera integral distintos problemas en la administración de justica española.
Pero ahora este proyecto de medidas de eficiencia procesal que viene a recuperar el impulso de la mediación, nos lo plantean compartiendo espacio con otros Métodos Adecuados de Solución de Controversias (MASC). Esto es, la #conciliación, la #mediación, la #negociación, la oferta vinculante confidencial, la opinión neutral de experto independiente y la negociación directa entre las partes o a través de sus abogados o cualquier otra actividad negocial no tipificada mientras no sea ilegal, de mala fe o atente contra el orden público. La apuesta principal ya no es la mediación, es un catálogo de métodos y herramientas que se caracterizan por poner en valor la participación en primera persona de los implicados en un conflicto. Invitando así, a que las personas elijan de entre los métodos de la carta, el método que considere más adecuado para arreglar sus asuntos y evitar así que se recurra tanto a los juzgados y prevenir el empeoramiento del colapso judicial que ya es épico.
La pregunta que vengo haciéndome desde que tengo conocimiento del anteproyecto es: ¿por qué aparecen otros métodos? Cuando hablamos de otros métodos adecuados, distintos a la mediación, ¿estamos afirmando que cada conflicto se adecua a un método distinto?, por qué no lo decide u orienta el legislador? Si cualquiera es válido, elijamos la actividad negociadora entre las partes como requisito de procedibilidad. Así, el trámite será más rápido y económico para salvar el bache de poder presentar demanda.
¿Por qué la mediación ya no es tan válida como sí lo era en el anterior proyecto fallido que impulsaba la mediación?
La mediación ya está regulada en nuestra ley 5/2012 de mediación de asuntos civiles y mercantiles. Pero la mediación no ha sido impulsada como se debiera para obtener resultados y por tanto datos. Y es que solo en base a los datos se hubiera podido dar validez o no al método de la mediación y no estaríamos todavía con especulaciones. Quienes tienen los datos son los mediadores que apostando casi a ciegas saben que los porcentajes de acuerdo son considerables sobre todo cuando el acceso a la mediación es voluntario. Y todos sabemos que para que exista voluntad de las partes para acudir a mediación deben conocer de la existencia de la mediación, saber dónde la pueden solicitar, a quién deben de llamar, cuánto cuesta y sobre todo en qué consiste y en qué les beneficia.
Por eso la sesión informativa obligatoria es importantísima, porque nos da la oportunidad a los mediadores de hacerle el trabajo a la administración informando y educando a la población para que así puedan decidir cuando tienen un #conflicto.
Antes preguntaba por qué ya no servía la mediación como único método y por qué ha sido necesario introducir otros métodos adecuados. Pues bien, en mi opinión hay sobre todo dos razones sin excluir otras.
La primera razón es que, a pesar de tener bastantes años la Ley de mediación del 2012, que regula la formación de los mediadores y el proceso de la mediación y sus efectos; no hay suficientes mediadores con formación suficiente y experiencia suficiente y por tanto solvencia suficiente para dar servicio y atención a una avalancha de sesiones informativas y sesiones constitutivas en su caso y que serían necesarias realizar de manera previa a presentar futuras demandas. Todos sabemos los niveles de litigiosidad que existen en nuestro país. Yo, también ejerzo como Procurador de los Tribunales desde el 2005 y lo sé.
Antes hablaba de los datos como única validación del método. ¿Se obtendrían los mismos resultados de una sesión informativa dirigida por un mediador/a con años de experiencia que la sesión realizada por un mediador que está abriéndose camino? Todo el mundo empieza sin experiencia cualquier disciplina, yo lo estoy haciendo. Pero cuando se trata de poner en valor una disciplina no arraigada en el sentido de generalizada en su uso y práctica y que se deposita en ella altas expectativas de disminuir la alta litigiosidad en nuestro país; si no hay cantidad ni calidad suficiente de mediadores/as podríamos arriesgarnos a fracasos que dejarían a la mediación en la gaveta de trámites administrativos y burocráticos de este país.
Otro día hablaremos de cómo ponernos las pilas los mediadores creando comunidad mediadora, cooperativa en la formación para construir una realidad viable y de calidad. Compartir nuestras mediaciones con compañeros que empiezan sería el mejor método y compartir conocimientos la mejor forma de crear comunidad.
Pero queda una segunda razón por la que considero que han aparecido nuevos métodos adecuados para solucionar controversias. No sólo hay que dar solución a la insuficiencia de mediadores en el mercado para dar servicio a la avalancha de demandas. También hay intereses bien posicionados dentro de la industria del conflicto, la industria del litigio.
Afecta de lleno a intereses económicos y no solo los corporativos de aquellos abogados y procuradores que viven del litigio y que no conciben la mediación como herramienta beneficiosa para su profesión. Hay fondos que invierten en deuda, que apuestan por el #litigio y su rentabilidad previamente calculada. Hay que dar una puerta trasera para algunos y esa puerta trasera puede infectar a la justicia multipuertas que podríamos tener en breve. Parece que no se puede entrar como elefante en cacharrería y se opta por impulsar la mediación sin que de miedo, a modo de prueba, sin enfadar a muchos. Ojalá el tiempo enseñe que la mediación no sólo es recomendable sino que es rentable. ¿Seguirá siendo la mediación un recurso residual?
No hay mal que por bien no venga, o eso quiero pensar. La mediación ampliará sus horizontes sí o sí. Y es ahora cuando tenemos que poner toda la carne en el asador y no dejarlo todo en manos del legislador o de terceros. Hagamos comunidad, hagámoslo bien, trabajemos para conseguir resultados, obtengamos los datos. Consigamos esa foto, será nuestro aval.